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Caruso
Luciano Pavarotti
Lucio Dalla
Luciano Pavarotti
Lucio Dalla
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MI IMAGEN Y YO, JUAN CARLOS ONETTI
Muy joven abrí mis brazos a la pureza.
Sólo fue un palpitar de alas en el cielo de mi eternidad,
un palpitar de corazón enamorado que late en los pechos conquistados. Ya no podía caer.
Amante del amor. En verdad, la luz me ciega. Conservo la suficiente para mirar la noche,
toda la noche, todas las noches.
Todas las vírgenes son distintas. Siempre sueño con una virgen.
En la escuela se sienta en un banco delante de mí, con delantal negro. Cuando se vuelve
para preguntarme por la solución de un problema, la inocencia de sus ojos me confunde de
tal modo que apiadada de mi turbación, me rodea con sus brazos el cuello.
Fuera de allí me abandona. Sube a un barco. Nos sentimos casi extraños uno a otro, pero
es tanta su juventud que su beso no me sorprende.
O bien, cuando está enferma, guardo su mano entre las mías hasta que llega la muerte, hasta
que me despierto.
Si acudo tanto más rápido a sus citas es porque temo no tener tiempo de llegar antes de
que otros pensamientos me arrebaten a mí mismo.
Cierta vez que el mundo estaba por acabar, lo ignoramos todo de nuestro amor. Ella buscó
mis labios con movimientos lentos y acariciadores de la cabeza. Esa noche llegué a creer que
la haría retornar al día.
Y siempre es la misma confesión, la misma juventud, los mismos ojos puros, el mismo
ademán
ingenuo de sus brazos alrededor de mj cuello, la misma caricia, la misma revelación.
Pero nunca es la misma mujer.
Las cartas dijeron que la encontraría en la vida aunque sin reconocerla.
Amante del amor.
Venía de las colinas celestes ya,//
triste, en el aire triste de su vuelo vago.//
La conocí y lloré dulcemente con sus ojos//
sobre el agua lejana y baja y las islas profundas.///
Pero la rosa del día no se iba sola esta vez por el río.//
Sentimientos la seguían como velas fascinadas.//
¿Por qué las dulces lágrimas entonces?///
No sé. No sé. ¿Era que su silencio no encontraba//
los otros silencios? ¿Era que su soledad no encontraba
las otras soledades?///
Doliente acaso de estar únicamente en el aire, mirada sola del cielo,//
ella que puede ser otras miradas, ella que puede ser otro lenguaje...//
El lenguaje que se encontrará, que se volverá a encontrar, de todos,//
en el misterio amoroso de cada uno, por gracia de su misma radiación...///
¿O es que ella quería descender, humilde,//
y estaba presa como en una suerte de música por su propia esencia fluida,//
ella que es también el espacio y la memoria del corazón, infinitos y súbitos?///
El espacio del corazón... ese sobre todo, este sobre todo,//
de sombra pobre y olvidada en que se llama// desesperadamente a las puertas cerradas,//
y no se oye todavía detrás de ellas, entre las ramas de la noche,//
su voz tenue y casi perdida en que murmura sin embargo// su respuesta todo el viento del mundo...